viernes, 22 de abril de 2011

¡Aprended, aprended, malditos!

Ya sé que en España gobernará pronto el PP. Zapatero ha suspendido dos asignaturas clave, la economía y la elección de personas, y esos suspensos han arrastrado toda su gestión, bien aprovechados por la derecha mediante una campaña de desprestigio tan brutal que si hoy Intereconomía dijera que Zapatero maltrata a su mujer o a sus hijas, casi todo el mundo se lo creería a pies juntillas. Pero a mí no me cabe duda que ha sacado un sobresaliente en Sociedad y espero que la derecha no acabe con esos avances sociales; especialmente con uno: la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
No voy a entrar en el contenido de la asignatura, sino en el hecho de que es la única que implica la reflexión y el debate por parte de los alumnos; la única que les incita a opinar y, para ello, a pensar.
Desde mi punto de vista, a los niños les está sucediendo algo parecido que a los adultos (pero en su caso las consecuencias, claro, son peores, porque son a largo plazo) y es que el caudal de información es tan enorme que no queda lugar para la reflexión. Las asignaturas de antes se han enriquecido con un montón más de materias, porque ahora sabemos más y el éxito social, por tanto, requiere más conocimientos nuevos, pero la consecuencia es que no les damos opción a pensar, sólo a memorizar y memorizar. Antes solíamos utilizar como materia de debate la asignatura de filosofía, que ahora queda enterrada como sólo una parte de una asignatura, entre tantas otras nuevas como tecnología, informática, ciencias de la naturaleza, educación plástica y visual, conocimiento del medio, idiomas, economía, las mil y una referidas a la comunidad autónoma, etcétera.
Perder el hábito de pensar, debatir y elaborar opiniones fundamentadas, junto con la pérdida del hábito de leer, debido a la sobrecarga de entretenimientos audiovisuales, hará a las nuevas generaciones más vulnerables aún a las influencias, cada vez más poderosas, de los mass media (que no olvidemos que son negocios y, por tanto, dirigidos al beneficio de alguien), es decir, más manipulables.


Pero no me hago muchas ilusiones: la actual deriva no es hacia la derecha, sino hacia la ultraderecha: la que está fuera del PP (en León representada por el PAL) y la que está dentro del PP. Es lo que sucede en los tiempos de grave crisis económica: no se culpa a los bancos, sino a los inmigrantes (Finlandia) o a Zapatero, como no se culpó en la Alemania de la posguerra a las excesivas indemnizaciones impuestas por los aliados, sino a los judíos. En todos los casos, la crisis da lugar a una mentalidad de "sálvese quien pueda", es decir, el más fuerte, y a un sentimiento nacionalista que compense la humillación que conlleva la pobreza.
Temo que la Educación para la Ciudadanía termine en Formación del Espíritu Nacional.

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