martes, 27 de mayo de 2014

¡Pero vaya si podemos! (y Euroelecciones 2)




Ganó la ultraderecha, pero también ganó la izquierda. La izquierda de verdad, que es la que ha superado el propio concepto de izquierda; la que centra sus propuestas en la superación de la crisis económica hacia un sistema más justo, con un discurso humanista y valores democráticos. Equo, con una visión verde del futuro, y Podemos, con una visión más social, han dado forma, por fin, a una nueva izquierda, la que el PSOE no quiso crear, maniatado por los mezquinos intereses de sus dirigentes, su estrechez de miras y su cobardía política; la que Izquierda Unida no consigue representar por si misma, lastrada por su complicidad en entidades como las cajas de ahorro o su deriva sindical.

Las Elecciones Europeas han puesto de manifiesto la realidad política del país gracias a la circunscripción única. No sucedería lo mismo en unas Elecciones Generales, donde no se cumple la premisa democrática de que valga igual el voto de cualquier persona. Por ello, lo primero que habría que reclamar a voces -y no lo veo en sus programas electorales- es que se cambie de una vez la Ley Electoral. Si eso no sucede, será imprescindible la unión.

De todos modos, y como bien ha dicho Pablo Iglesias, esto no debe considerarse un éxito. Es sólo el primer paso. Y no el único. Su presencia en Europa no será suficiente, por ejemplo, para propiciar una unión política y fiscal, que no sólo monetaria, o para que la Unión recupere algo de su perdido prestigio. Hay, desde luego, que mantener la movilización. Como escribió José Luis Estrada, "el éxito del 15-M se debió a que la indignación se materializó en las plazas públicas y mantuvo la tensión que genera la incertidumbre, provocando una auténtica revolución cultural en sus protagonistas y el desasosiego en sus oponentes". Esa tensión debe continuar y que nadie espere que el camino será corto.

El principal peligro, en estos momentos, la ultraderecha: Europa se divide entre los que sienten indignación y los que sienten rabia. Hagamos lo que POEMOS para que ganen los indignados.

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