sábado, 6 de septiembre de 2014

Sí, la vida vuela



Se cumple otro año viva, sobrevolada de cigüeñas, bajo
las formas fetales de las nubes,
salpicada de pequeños pétalos blancos.
Otro año, por llamarlo de algún modo,
desde que una paloma chocó con mi pecho
y ambos murieron
en apenas un golpe de abanico.
Mi sombra se desdobla y ví y veo
el poder del reverso tenebroso.
Se cierne sobre mí una tormenta muda.
No os encariñéis, no me améis demasiado.
Me esperan.
Me hará de guía la muerte
que inclina un año más la balanza,

con las piernas cruzadas, con el gesto impaciente.


















Mi vida se desliza de sauce en sauce
y de ti en ti.
Entre todos, vivos y muertos,
yo te elijo,
te vuelvo a elegir.
Mi vida y tu muerte se deslizan
de sauce en cielo.
Mi vida y mi muerte
van parejas
como tú y yo
por parajes arbolados
de rama en nube,
de la nube al vacío
y se derrama
de cielo en cisne, de sauce en sauce.


Voy a gritar que te amo,
voy a gritarlo de
fuera adentro
y de dentro afuera.
Voy a gritar,
amor,
tan fuerte
que rompa el muro
entre la vida y la muerte.


Sí, todo.
De lo mínimo a lo absoluto.
Sólo un gesto: la sonrisa
con la que 
tiernamente 
recogías los secretos
que nunca habría de contarte.
Todo un gesto:
quedarte conmigo
aún
después de muerto.





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