jueves, 21 de enero de 2010

Sabrina y Moisés, en Vic

Sabrina y Moisés, los hermanos haitianos  de 10 y 7 años, que han sido rescatados con vida, contra todo pronóstico, y tras siete días sin comer ni beber, en lo más profundo de un edificio de cuatro plantas destruido durante el terremoto, han conmovido hoy profundamente a muchísimos españoles, entre ellos, seguramente, a muchísimos que, si esos niños estuvieran en España ilegalmente, les negarían el derecho a ir al hospital a curarse o de ir a un colegio para tener la posibilidad de ser en la vida algo más que unos supervivientes.



Josep González, presidente de PIMEC (pequeñas y medianas empresas de Cataluña), que considera que estos forasteros tienen "una ética distinta a la nuestra", supongo que se refiere a una mayor capacidad de sacrificio, a un voluntad más fuerte o al sentido de la solidaridad que suele acompañar a los desheredados. ¡Ah, pero no, claro, porque eso no genera mayor delincuencia!
Alberto Fernández, líder del PP de Barcelona, refiriéndose también al caso de Vic, señalaba que los inmigrantes hacen competencia desleal a "los comercios de toda la vida". No entraré en lo de la competencia desleal, porque ni merece la pena, pero lo de "toda la vida" es una expresión muy significativa del tipo de persona que es y de sus ideas. Pues bien, no existe nada "de toda la vida". La vida es cambiante, por fortuna, y la cambia el tránsito de personas. Me recuerda esa mentalidad un reportaje de La Vanguardia publicado el pasado fin de semana, realmente muy interesante, sobre los apellidos que más se repiten en el mundo (por cierto que lidera la lista Wang). Pues Fernández, "hijo de Fernando o Hernando" y, antes aún, "hijo de Ferrán", tiene un origen celta, de modo que este hombre tampoco es español o catalán "de toda la vida", nadie lo somos.
Por último, he leído una tercera reacción al Caso Vic, por parte del diputado de Unión del Pueblo Navarro, Carlos Salvador, quien, ante la frase de Zapatero ("los inmigrantes ilegales son seres humanos y tienen derechos"), le preguntó que, entonces, ¿por qué no tienen derechos los fetos, que también son seres humanos?... Al margen de otras consideraciones, ¿es que ese hombre quiere que se reconozca a los fetos el derecho a empadronarse?
 

Constantemente oigo o leo en Internet mentiras peligrosas sobre los inmigrantes: que son demasiados, que quitan el trabajo a los españoles, que hay más niños extranjeros en los colegios que españoles, que reciben ayudas especiales, que tienen privilegios... Plantean la inmigración como una invasión involuntaria o, incluso, como una conquista premeditada. Los datos reales, los estadísticos, los que aparecen en los periódicos y no en los pps que circulan de ordenador en ordenador, desmienten por completo tales insinuaciones pero, además, habría que hacerse dos reflexiones. En primer lugar, las ocupaciones del territorio por uno u otro pueblo, los movimientos migratorios, se producen en el Planeta desde el albor de los tiempos y son, en definitiva, los que nos han hecho; se trata, por tanto, de un fenómeno perfectamente natural y en absoluto nuevo. En segundo lugar, al menos estos movimientos se producen sin violencia o, en todo caso, son ellos las víctimas, en tanto que la mayor parte de las ocupaciones protagonizadas por Occidente han sido por las armas y con resultados desastrosos. Antes de que "ellos" vinieran aquí, buscando un trabajo, fuimos "nosotros" allí, a robarles sus recursos. Y cuando no fue así, cuando la emigración se produjo pacíficamente (de todos los países europeos han partido cientos de miles de personas, sobre todo hacia América), fuimos bien recibidos.


No lloremos por esos hermanos rescatados con las manos entrelazadas o por sus tres hermanos muertos; al menos Sabrina y Moisés recibieron el aplauso de los españoles presentes: aquí hubieran recibido, más bien, desprecio; y sus hermanos murieron en su casa, no en un pasillo de urgencias de un hospital español.



sábado, 16 de enero de 2010

Reconstrucción, no


Es difícil escribir sobre Haití. Es difícil escribir de algo que, ante todo, se siente: no da mucho para pensar, a no ser sobre cuestiones teológicas, como monseñor Munilla, a quien la tragedia le inspira el dilema sobre si es peor la catástrofe humana o la falta de reserva espiritual de Occidente (la respuesta no debe escandalizar a nadie, pues es la lógica de la Iglesia, para quien priman las almas sobre las vidas y una semilla sobre un niño hambriento que, a lo mejor, ni siquiera ha recibido la gracia santificante).
Pero algo me impele a hacerlo: el deseo de que, esta vez, las cosas sean distintas. Quizá el hecho de que Haití sea el país más pobre del Planeta (a mucha gente sólo le impresiona lo más, lo menos, lo mejor o lo peor... en fin, el primero de la lista, sea la lista que sea) y tan ignorado que nadie o casi nadie puede tener nada en contra de él, haga de esta emergencia humanitaria algo diferente a lo que ha sucedido hasta ahora: las conciencias despiertan temporalmente, organizaciones e instituciones envían la ayuda que pueden y después todo el mundo vuelve a lo suyo, hasta que, unos años después, nos enteramos de que los edificios ya están todos en pie y el país sigue siendo el más pobre del Planeta o quizá, en el mejor de los casos, ha pasado a ser el segundo; eso si no nos enteramos también de que buena parte de las ayudas han servido para engrosar aún más las cuentas corrientes de los gobernantes corruptos que después de matar a tantos, con su cruel ineptitud a la hora de proteger a su pueblo de catástrofes previsibles, condenaron también a los supervivientes mediante el robo más vil.
Quizá esta vez seamos capaces de hacer algo distinto: atender a cuantos se pueda, hacer cuanto sea posible por las víctimas, sí; pero también forzar cambios en la política de ese país en el que la gente moría antes igual que ahora, sólo que más despacio; propiciar cambios sociales, hacer inversiones... Que no se reconstruya lo que había, sino que se construya algo nuevo: una sociedad más justa, que en el próximo seísmo o la próxima inundación tenga medios propios para evitar los daños o para reparar los inevitables y, sobre todo, que no sufra los estragos de la vida cotidiana como un cataclismo silencioso y mortífero.
¡Ojalá que este terremoto al menos mueva los cimientos de injusticia social sobre los que se asienta este país en el que la tierra no ha dejado de temblar bajo los pies de un pueblo que fue el primero en abolir la esclavitud pero que no ha dejado nunca de estar oprimido por invasiones extranjeras, primero de Francia, luego de Estados Unidos; por más de treinta golpes de Estado, por dictadores asesinos como la saga de los Duvalier, y por gobiernos corruptos e inoperantes como el que actualmente preside René Preval.


 
 

Y ojalá este apocalipsis no nos haga tampoco olvidar a los jóvenes cooperantes que, desde el pasado 29 de noviembre, están secuestrados en Mauritania. Se trata, precisamente, de ese tipo de personas que, haya o no una catástrofe natural, no dudan en mirar cara a cara la sangre, el hambre y la desesperanza, y hacer cuanto pueden por echar una mano. Esa gente no olvida, ni debe ser olvidada.


jueves, 7 de enero de 2010

La cesta mágica

Es parte del pasado, pero no por ello se sorprendió Gonzalo cuando le tocó en la porra del bar un cuerno de la abundancia, de mimbre, con todo tipo de dulces, latas, embutidos, vinos y una negra pezuña, asomando con orgullo sobre el celofán amarillo. Una potra que iba a solucionar las navidades en plena crisis. Empezaba a desarmarla cuando Consuelo, su mujer, pensó en el director de la sucursal y la hipoteca. Así, se le remitió, no sin antes cambiar jamón por paletilla y ribera por prieto picudo.

El bancario hubiera preferido el pago de una cuota, pero recibió la cesta con satisfacción, aunque pensó en remitírsela al doctor: "se había portado tan bien cuando la varicela de Jaimito...". Así se hizo, pero, antes de la mudanza, doña Úrsula cambió paletilla por lacón y el lomo por un espetec.

El doctor Pérez, cuya despensa estaba rebosante, pensó en la enfermera, pero como la infeliz no esperaba nada, le dijo a su mujer que inspeccionara la cesta, lo cual hizo tras una buena purga.

La enfermera, haciendo un gran esfuerzo, pensó en su hija y en las próximas oposiciones de auxiliar para la Diputación; así pues, se la pasó al concejal de turno para refrescarle la memoria; eso sí, antes extrajo unas barrinas de turrón, y la botella de güisqui.

El concejal, que ya no sabía que hacer con tantas cestas, le dijo a un ordenanza que se la llevara al presidente del partido y así lo hizo éste, no sin antes haber sisado un tarro de marron glacé y unos pimientos del Bierzo. Cuando, a última hora, la esposa y el presidente hacían inventario de los regalos recibidos, doña Flor exclamó: "¡Vaya, una de Romerales! Algo andará buscando este usmia...". Pero enmudeció cuando vio en la cesta, entre el celofán amarillo, una tarjeta, un codillo, una botella de sidra y una lata de foie gras La Piara. "Cariño -dijo el presidente- para las elecciones, recuérdame que ese ruin caiga de la lista". Feliz Año.










Eduardo Bajo
(publicado en La Crónica de León)

lunes, 14 de diciembre de 2009

El profeta



Leí "La civilización inconsciente" hace unos doce años. Era una recomendación de mi entonces "mancebo" y la acogí con reticencia, pues ya había comprobado que era bastante resistente al virus de la pasión por la economía que a él le había empezado a devorar. La lectura resultó difícil, pero sólo por la imposibilidad de legir una frase que no mereciera ser subrayada. Cuando acabé, comprendí que era incluso más que un libro de cabecera; era, en realidad, un manual para comprender el mundo en el que vivimos y, sobre todo, un manifiesto, un libro capaz de crear una ideología, la que tanta falta nos hacía desde que al Manifiesto de Marx se lo comieron las polillas de Stalin y sus secuaces.

Recomiendo absolutamente la lectura de este libro, así como la de "Los bastardos de Voltaire", parecido pero con más extensión y enjundia. Y lo he recomendado a diestro y, sobre todo, a siniestro, durante todo este tiempo, sin llegar a entender por qué su autor, el canadiense Jhon Ralston Saul, es tan poco o nada conocido en este país, cuando en otros sí se le considera una auténtica autoridad en política económica (o, mejor, en política y economía) y una voz independiente, singular y tremendamente lúcida, además de un muy buen escritor.

Alguien le calificó como "el profeta del siglo XX" y, ciertamente, lo es; citaré como ejemplo que ya en esos libros, escritos hace tantos años, anunciaba y explicaba al detalle la crisis económica que hoy vivimos.
Pues bien, hoy tengo la esperanza de que su obra alcance mayor difusión en España (y se traduzca de una vez su último libro, "El colapso de la globalización" o se reediten sus novelas), pues Ralston Saul acaba de ser elegido presidente del Pen Club Internacional, la más prestigiosa organización de escritores del mundo.

Añado al blog los enlaces a la web de esta fundación (puede leerse en español) y del Pen español (de muy poca actividad, no obstante), y recuerdo que el Pen (Poet, Editor, Novelist) fue fundado en 1921 por la novelista, poetisa, cuentista y periodista inglesa Catharine Amy Dawson, conocida como Sappho, y fue una de las primeras (quizá la primera) organización de este tipo en el que hombres y mujeres ocupaban la misma posición. John Galsworthy, novelista y dramaturgo británico que ganó el Nobel de Literatura en 1932, fue su primer presidente, y han formado o forman parte de la mayor organización literaria del mundo (tiene 145 centros en 104 países) escritores como: Joseph Conrad, Bernard Shaw, H. G. Wells, Anatole France, Paul Valery, Thomas Mann, Benedetto Croce, Alberto Moravia, Heinrich Böll, Arthur Miller, Vargas Llosa, Gunter Grass, Orhan Pamuk, Harold Pinter, Amin Maalouf...






jueves, 3 de diciembre de 2009

Niñas

A todos mis queridos amigos, que tan al tanto me tienen de todo lo que se mueve en Internet, encantada y agradecida les pido, no obstante, que no me vuelvan a enviar nada más que tenga que ver con las hijas de Zapatero. Me da igual si nos góticas o pijas, de extrema izquierda o del Opus Dei. Son dos crías, dos menores, en una edad tan difícil como la adolescencia, en la que ni siquiera puede juzgarse la labor educativa de sus padres, porque todos sabemos que es una época de transición, un limbo del que es muy difícil, si no imposible, saber cuál será el camino que realmente emprenderán con la madurez, cuál será esa personalidad que ahora buscan a tientas y con los trompicones que todos nos hemos dado cuando recorrimos ese oscuro pasillo de la pubertad.
Que tire la primera piedra la madre o padre que esté seguro de que sus hijos serán adolescentes modélicos; que conseguirán que se vistan con gusto y razonen con mesura; o que no se los llevaría a ver a Obama o a quien sea si ellos se lo piden, vayan como vayan vestidos. Yo, desde luego, reconozco que es muy probable que me las llevara a ver al Papa vestidas con minifalda.
Además, ¿desde cuándo el hábito hace al monje? Yo recuerdo haber parecido muy rara vistiendo una ropa hippy que ahora inspira a diseñadores de lo más "in" o "cool" o comoquiera que gusten de llamarse, así que estoy segura de que si alguno de ellos se empeña mañana en que nos vistamos de Drácula y cobran lo suficiente por tan siniestros atuendos, los que ahora más critican "las pintas" de esas dos chavalas correrán a afilarse los colmillos.
Pero es que incluso he visto críticas a esas chicas porque son más o menos feas, más o menos gordas o más o menos parecidas a su padre. Y, sinceramente, eso me parece de una crueldad intolerable... ¿Cómo serán los hijos de esas personas?, ¿de los que se burlan de sus compañeros de colegio porque llevan gafas o tienen pecas?
Es cierto que Zapatero es el único presidente que ha pedido ex profeso que no se publiquen fotos de sus hijas mientras sean menores de edad (eso desde el primer momento en el que llegó a la Presidencia), pero no creo que eso sea censura de ningún modo, sino una decisión respetable, que se atiene a la Ley de Protección de Menores y que suscribo totalmente como madre.


jueves, 26 de noviembre de 2009

Durruti y Pugachev (y 3)

Lo que más me ha gustado siempre de Durruti es, lógicamente, la historia de la Columna Durruti. Hoy imagino que no era exactamente como yo la imaginaba de joven, pero sigue fascinándome esa imagen de más de dos mil milicianos avanzando de pueblo en pueblo para despojar a los terratenientes de sus tierras y repartirlas entre los campesinos. Y es que me recuerda mucho a uno de mis personajes históricos favoritos (si no, el que más), Pugachev o Pugachov, de quien incluso tengo desde hace años un proyecto de biografía novelada.

Para quien no le conozca, Pugachev vivió a mediados del siglo XVIII en Rusia y era un cosaco. Durante la Guerra de los Siete Años combatió contra los austríacos pero, terminada ésta, el zar, Pedro III, devolvió el territorio conquistado para enzarzarse en una disputa con Dinamarca que nada tenía que ver con los intereses del país. Semejante excentricidad debió ser muy frustrante para quienes habían combatido duramente en la guerra. Para colmo, poco después (seis meses de que llegara a zar), Pedro III fue depuesto por su mujer, Catalina II, después de doce años de un matrimonio fracasado por la impotencia del zar, su falta de madurez, su incapacidad política, su actitud públicamente despectiva hacia su mujer y sus amantes. El zar murió sin que se supiera a ciencia cierta de qué, aunque todo hacía pensar que había sido asesinado; también todo hacía pensar que tras ese asesinato estaba la nueva zarina, que sería después conocida como Catalina la Grande, aunque los historiadores creen que ella fue inocente.
El caso es que, tras la frustrante guerra y la desparición del zar, el cosaco Pugachev protagonizó una rebelión sólo comparable a la futura Revolución Rusa y, de hecho, casi doscientos años después, los bolcheviques gritaban el nombre de Pugachev en las calles.
Atravesó toda Rusia haciéndose pasar por el mismísimo zar Pedro y, cual Columna Durruti, pero con seguidores que se llegaron a contar por cientos de miles, fue aboliendo la servidumbre en cada lugar por el que pasaba. Este liberador de los siervos llegó hasta las mismísimas puertas de Moscú cuando, como todo gran héroe que se precie, fue traicionado por sus más allegados.
Que Pugachev acusara a Catalina de haber intentado asesinar a su marido y que afirmara que él mismo era el zar, tras haber conseguido escapar de esa cruenta muerte, debió resultarle tremendamente inquietante a Catalina que, desde luego, no tuvo piedad con él. Una vez capturado, hizo que lo llevaran a Moscú en una jaula de hierro y, tras decapitarle, su cuerpo fue troceado.
Lo cierto es que las consecuencias de esa magna y romántica rebelión de Pugachev y los siervos no tuvo buenas consecuencias, porque el miedo vivido hizo que la zarina -una mujer, por lo demás,  inteligente y de personalidad muy interesante, además de gran capacidad política y muy culta, amiga de Voltaire, Montesquieu y Diderot-, diera un giro muy conservador a su política, hasta entonces ilustrada en lo cultural y progresista en lo social.


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Durruti y Erika (2)

Me quedo con uno de los episodios de la historia de Buenaventura Durruti que conecta perfectamente con la actualidad: el atraco al Banco de España que perpretó con el grupo "Los Solidarios". Hoy mismo se publica la noticia del juicio a Erika B., "la Robin Hood" de los bancos o de las finanzas, una mujer de 62 años, empleada de un banco de Bonn que, durante años, ha transferido dinero de las cuentas de los clientes más ricos a las cuentas de los más necesitados. En total, hizo 117 transferencias por valor de 7,3 millones de euros. A la mujer la despidieron, pero el juez la ha perdonado, dado que jamás robó un céntimo para si misma, confesó en cuanto la descubrieron y se ha ofrecido a cubrir en lo posible, con su modesta pensión, el agujero de millón y medio de dólares dejado en el banco.
Y bien, si esta mujer no es una auténtica heroína... os recuerdo algunos datos publicados este fin de semana en distintos medios: en plena crisis, la banca ha encarecido los préstamos, recortado su importe y subido las garantías; la falta de préstamos asfixia a miles de empresas y retrasa la salida de la recesión; el impago por error de 84 euros convirtió a un yesista en un moroso; las líneas del ICO (Instituto de Crédito Oficial: dinero que el Gobierno da a los bancos para que éstos lo presten a sus clientes) sólo han llegado a un 7% de los microempresarios; ocho de cada diez autónomos siguen con problemas para financiarse; entre enero y septiembre de este año, 1.826 empresas han presentado expedientes de regulación de empleo alegando problemas de tesorería o financiación, mientras el crédito de los bancos a las empresas caían en picado; en febrero, el crédito para vivienda llegó a situarse un 40% por debajo respecto al año anterior...


Todo esto por no hablar de Goldman Sachs, el banco que nombra a los ministros de Economía de Estados Unidos; que, en plena crisis, ha cuadriplicado sus beneficios y utilizado el dinero público para aumentar los sueldos de sus directivos, y cuyo presidente, Lloyd Blankfein, afirma que los banqueros hace en trabajo de dios (traduzco al latín: opus dei) en la tierra. Voy a incluir su fotografía por si queréis recortarla y utilizarla como diana para arrojar zapatos.
Es lo terrible de esta crisis: que quienes la han creado están saliendo reforzados de la crisis (en dinero y poder), dejando por el camino a los de siempre: millones de muertos por hambre en los países pobres, y miles de nuevos parados en los países ricos. En definitiva, las esperanzas que en principio se apuntaron (yo, con mi inveterada credulidad, así lo creí) de que la crisis provocara un cambio profundo en el sistema económico profundamente injusto del mundo, restando poder a las fuerzas oscuras de los banqueros y gigantes empresariales y dándoselo a los representantes democráticos (nacionalización de bancos, cortapisas a los nuevos productos financieros, cierre de paraísos fiscales...) no sólo no se han cumplido, sino todo lo contrario.
Quizá Durruti esté algo solo en su monumento. Hagamos también un monumento a Erika B. y, ¡por qué no!, a los grandes y envidiados atracadores de bancos de la historia: El Solitario, Bonnie and Clyde...


Durruti y Santa Ana (1)

Por fin tiene Buenaventura Durruti un monumento en León. Para justificarlo podrían ser suficientes las cerca de cien mil entradas que Google registra con este nombre, pero hay, por supuesto, más.

Recuerdo brevemente que nació en 1896 en León, hijo de un ferroviario. La pobreza familiar le obligó a dejar los estudios a los 14 años y hacerse mecánico. Se afilió a UGT y participó en la huelga general revolucionaria de 1917. Se trasladó en 1920 a Barcelona, donde se pasó a la CNT. Formó parte de las Milicias y creó la famosa Columna Durruti. Murió en la calle Isaac Peral de Madrid, el 19 de noviembre de 1936, de un disparo de bala. Quedémonos aquí. Todavía no se sabe ni, obviamente, se sabrá jamás, de qué mano procedió esa bala. La lista de enemigos era larga. En principio, pareció lógico suponer que lo asesinó un fascista, pero también se sospechó de los comunistas y de los propios anarquistas, en cuyo seno había duros enfrentamientos. ¿No resulta aterradora esta última posibilidad? Y, sobre todo, ¿no resulta terriblemente deprimente que esos enfrentamientos fratricidas sigan produciéndose y un grupo de anarquistas hiciera todo lo posible por boicotear la inauguración del monumento? ¿De dónde proviene el ancestral cainismo que corroe siempre a la izquierda?
Yo, en todo caso, no quiero dejar pasar la oportunidad de celebrar un acto que unió a un grupo muy heterogéneo de personas: era realmente estimulante ver a gente tan mayor, viejos antifranquistas, junto a gente muy joven.

Los responsables insistieron en que era un homenaje a todos los luchadores contra la dictadura, no sólo a una persona. La escultura -obra altruista del artista Diego Segura, financiada por la CGT y titulada "Hálito Durruti"- está enclavada en la plaza en la que nació y vivió Durruti, la Plaza de Santa Ana, antiguo barrio judío de la ciudad, entrada del Camino de Santiago y el último superviviente del León rural en el núcleo urbano, con sus soportales de madera y su pavimento de cantos rodados.




No recuerdo la fecha en la que el Ayuntamiento (creo que presidido, entonces, por Juan Morano) decidió cargarse esa bonita plaza, pero recuerdo haber mirado con tristeza las máquinas que la arrumbaron para construir feos edificios de pisos y quiero ver en esta escultura un homenaje, también, a la plaza; homenaje, como no podría ser menos tratándose de Durruti, armado de protesta.

(En las fotos, el escultor y mi amigo Manuel Durruti, sobrino de Buenaventura)

lunes, 23 de noviembre de 2009

PRISA... por ganar dinero

Todavía oigo a gente que dice cosas como: "¡Mal lo está haciendo Zapatero que hasta la SER le pone a escurrir!" o "¡qué desastre de Gobierno! ¡si hasta El País lo critica duramente!".
Recuerdo a esas personas y a quienes no se hayan enterado aún, que las críticas del Grupo Prisa al Gobierno empezaron exactamente a raíz de la aprobación del Decreto Ley para el impulso de la Televisión Digital Terretre, la liberalización de la televisión por cable y el fomento del pluralismo, con el que se eliminó el límite de tres operadores privados. En definitiva, se dio luz verde a la TDT de pago, se eliminaron las restricciones a la competencia en la radiotelevisión por cable y, por contra, se impidió que la misma persona física o jurídica pueda disponer de más del 50% de las concesiones o controlar más de cinco concesiones en un mismo tipo de medio.
El Grupo Prisa ya había amenazado con la guerra y, efectivamente, ante la decisión del Consejo de Ministros, ignorando sus presiones, decidió llevarla a cabo. El decreto ley se aprobó a finales de agosto y el 13 de septiembre esta viñeta abrió la venganza.



Últimamente, me da la impresión de que están como resignándose, pero el cambio de actitud respecto a la política del Gobierno de los medios de Prisa es, obviamente, una consecuencia, no una coincidencia. Hay mucho escrito al respecto; incluyo, a modo de ejemplo, este enlace.
http://www.internautas.org/html/5722.html


domingo, 15 de noviembre de 2009

¡HUELGA DE HAMBRE CONTRA EL HAMBRE!




El director de la FAO (Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), Jacques Diouf, se ha puesto en huelga de hambre. Es una decisión desesperada ante una situación inaceptable: ¡mil millones de personas se están muriendo de hambre y nadie está haciendo nada! Mañana, lunes, comienza una Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria. En la última que se celebró, los países ricos del mundo se propusieron reducir el hambre en el mundo a la mitad para este año. No sólo no se ha cumplido sino que el número de hambrientos se ha multiplicado. A esta cumbre ni siquiera van a acudir los principales líderes del mundo. Todo hace pensar que la cumbre no servirá para nada. Que nuestros dirigentes no están dispuestos a hacer nada... ¡y cada seis segundos muere un niño de inanición!
Ban Ki Moon, el secretario general de la ONU se ha sumado a la huelga de hambre.
Yo también. Y os pido que os unáis vosotros. La Crónica se sumará a la campaña mañana, lunes, con el director a la cabeza, en huelga de hambre. Abrirá una cuenta en la que cada persona que decida suscribir la huelga de hambre ingresaría una cantidad (la cantidad mínima para comer un día: 10 euros). Por favor, leed mañana la Crónica y difundid lo más posible esta campaña que hoy ni siquiera ha merecido una línea en los periódicos nacionales.
Si quieres solidarizarte puedes ejecutar por tu cuenta el ayuno pedido por la ONU, pero también puedes sumarte a la campaña de La Crónica enviando el  nombre y DNI bajo el epígrafe, SOLIDARIDAD CON LA FAO EN SU LUCHA CONTRA EL HAMBRE al correo electrónico lacronica@la-cronica.net o al fax 987 21 31 52.
Otra forma de solidarizarse es colaborar con un donativo de 10 euros, que sirve para alimentar a 10 personas en muchos países durante un día a la cuenta de Caja España abierta ayer número 2096 0037 17 3979280500, cuya recaudación serán también enviada a la FAO.

 POR FAVOR, ABRID LA CRÓNICAhttp://www.la-cronica.net/

http://www.la-cronica.net/2009/11/16/leon/el-director-de-la-cronica-en-huelga-de-hambre-en-apoyo-de-jacques-diouf-presidente-de-la-fao-57533.htm

http://www.la-cronica.net/2009/11/16/apoyo/yo-tambien-porque-es-inaceptable-57543.htm



Añado esta fotografía que crea un terrible contraste, enviada por Juan Vallejo, quien la tomó en una calle de Madrid.


viernes, 13 de noviembre de 2009

Contrarrevolución

Creo que no cabe duda de que la gran revolución del siglo XX fue la de la mujer. Los cambios en el status social y la vida privada de las mujeres de Occidente han sido impresionantes. Ahora, las feministas inciden en nuevos avances, como el cambio del lenguaje, pero, en mi opinión, lo más importante es hacer todo lo posible por extender esos cambios al resto del mundo, hacer todo lo posible -y no se está haciendo en absoluto- por cambiar la situación de las mujeres en países en los que permanecen absolutamente sojuzgadas. Y, por lo que se refiere a las sociedades democráticas, lo que importa ahora es no perder lo ganado, un riesgo que a mí me parece inminente en las próximas generaciones.
Las mujeres que han protagonizado los cambios están, por una parte, tan volcadas en mirar hacia adelante que no se dan cuenta de que la tierra está moviéndose debajo de sus pies y, por otra, tan acomodadas en la tarea fácil de demandar a las instituciones públicas, que no ven que las empresas privadas están haciendo una auténtica contrarrevolución.
Sólo hay entrar en una juguetería, cosa que madres, tías y abuelas haremos en pocos días para elegir los regalos navideños. Nos sorprenderá un deslumbrante fulgor rosa en la mitad de los estantes, abarrotados de los juguetes más cursis que generación alguna de niñas ha tenido jamás, en tanto el resto está cubierto de siniestras tinieblas, con monstruos, bestias y, en general, los modelos más brutales que se haya nunca presentado a los niños. ¿Juguetes sexistas no? El lema ya parece una broma.
Las niñas crecen con la ambición de ser princesas a lo Leticia, dispuestas a sufrir lo que haga falta en el quirófano para tener unas facciones dignas de una corona; o modelos que paseen sus famélicos cuerpos por la pasarela para que los diseñadores se enriquezcan; o cantantes con mejores piernas que voz. Los niños crecen con la ambición de ser los más fuertes, tener el aspecto más temible, ser los más rápidos en la carretera y, en general, los más duros.
Con semejantes modelos, ¿qué demonios importa que haya miembros y miembras?


lunes, 9 de noviembre de 2009

A modo de significativo anecdotario

Comentarios que espontáneos paseantes desconocidos, con aspecto inocente, me han hecho cuando han tropezado conmigo y con alguna de mis hijas de raza hindú.


- No tiene la piel muy oscura. De todos modos, no se preocupe, que seguro que se le va aclarando más.
- Me parece muy bien traerlos así, pequeñitos, porque luego vienen cuando son mayores y sólo vienen a robar y a matar.
- ¿Es su hija o es adoptada?
- Lo malo de los indios es que pueden parecer gitanos.
- Se ve que usted pudo elegir, porque se ha traído una con la piel bastante clara; yo las he vista casi negras.









viernes, 6 de noviembre de 2009

Sor-Verónica y Des-Esperanza

Parece que una joven monja burgalesa está renovando el mensaje católico para atraer a las jóvenes y lo está haciendo con gran éxito. El caso es que la renovación en cuestión es más bien una vuelta atrás, es decir, un mensaje ultraconservador de "nos hemos pasado de la raya, así que retrocedamos" o "la puerta se ha abierto demasiado, toca cerrojazo". El País Semanal dedicaba un reportaje al respecto. Destaco este párrafo, de periodista Jesús Rodríguez: "Apoyada por el Vaticano, mimada por los monseñores, financiada por los poderosos y jaleada por los movimientos neoconservadores, ha hecho de aquel vetusto convento (el de las Clarisas, en Lerma) un atractivo banderín de enganche para vocaciones femeninas que cuenta con 135 monjas con carrera y una media de edad de 35 años y un centenar más en lista de espera. Y ya ha abierto una sucursal en La Aguilera, a 40 kilómetros", un enorme monasterio en el que ya se han gastado cinco millones de euros y cuenta con una segunda fase de otros tantos. Sor Verónica, al parecer buena predicadora, directora musical y coreógrafa, no habla en el reportaje, a excepción de una frase que suena casi a amenaza: "(...) Estamos creando (...) Estamos haciendo algo grande por amor a Cristo (...)". Y la acción-reacción de la que hablaba al principio la expresa así una de las monjas: "España está tan pagana que hace falta que compartamos nuestra fe, no que la vivamos a solas. Es el momento de actuar".


Si para las monjas de clausura, "es el momento de actuar", ¿qué no será para los políticos en activo que piensan como ellas... como Esperanza Aguirre y su congregación?
Veo muchas similitudes entre el fenómeno sor Verónica y el de Esperanza Aguirre, la mujer que ha hecho una apuesta a vida o muerte para ser la primera presidenta del país y que también va ganando adeptos. Ambas son producto de una crisis (o la están utilizando bien) que se anunció como crisis del sistema, una etapa de sufrimiento de la que saldría una sociedad más limpia, con Estados más fuertes frente al capital, y uno esperaba ver temblar a los directores generales, altos ejecutivos, evasores de dinero negro, grandes defraudadores, habitantes de los paraísos fiscales... Pero parece que la limpieza se está haciendo por debajo, barriendo a millones de viejos y nuevos desempleados para poder cambiarles los muebles a los banqueros y los grandes empresarios.
Es, en suma, una crisis no para dar un paso hacia adelante, sino hacia atrás, política y socialmente. No sé si será por la gripe (la vulgar) que me invade, pero yo veo signos por todas partes del derechazo que se prepara: los veo en la creciente agresividad de la gente al hacer sus críticas, en el cada vez más abierto racismo, en la insolencia y la arrogancia de los políticos mediocres... Todo me hace pensar que la era de Obama y Zapatero va a dar pronto paso a la de las monjas y la desesperanza.

http://www.elpais.com/articulo/portada/milagro/sor/Veronica/elpepusoceps/20091101elpepspor_7/Tes

jueves, 5 de noviembre de 2009

Psicko



Probablemente haya sido la última en verla... no sé... El caso es que he visto "Sicko", de Michael Moore, hace tan sólo dos días en Canal Plus, y he quedado impactada. La recomiendo vivamente. La película trata del sistema sanitario norteamericano: de los 50 millones de estadounidenses que no cuentan con ningún tipo de cobertura médica (porque ninguna aseguradora les acepta) y, sobre todo, de los más de 250 millones que sí tienen un seguro médico con alguna de las grandes compañías, a la que pagan alrededor de 2.000 dólares anuales, pero que, cuando les necesitan, en la mayoría de los casos les deniegan el tratamiento médico. Aunque es un documental de lo más entretenido, te pone realmente de muy mal humor, aunque no es mal consuelo que el país más poderoso del mundo trate a sus ciudadanos de un modo que cualquier español consideraría tercermundista. A pesar de las muchísimas carencias de la Seguridad Social española (el corporativismo médico, la falta de transparencia, los sanitarios incompetentes, las listas de espera, el enchufismo...), no cabe duda de que es un privilegio frente a la crueldad con la que el Estado más privilegiado trata a sus ciudadanos.

http://www.youtube.com/results?search_query=michael+moore+sicko&search_type=&aq=1&oq=Michael+Moore

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Entre lavadora y lavadora

Entre lavadora y lavadora, leo la noticia de que el PSOE y el PP están acordando nuevas leyes que dificulten la corrupción de los políticos. ¡Bienvenidas sean! Pero, en mi opinión, se quedarán cortas, porque no basta con leyes que defiendan a la sociedad de la corrupción de los políticos, sino que nos defiendan de nosotros mismos, que impidan la corrupción social. Quienes hablan de los políticos como si fueran una especie diferente a la humana, ignoran que la corrupción es personal, no profesional; ciertamente, menos tolerable en los políticos, en cuanto que representan a la sociedad, pero nace de ésta. Conozco a unos cuantos políticos, unos corruptos (probadamente o no) y otros que no lo son (pondría la mano en el fuego), y estoy convencida de que su deshonestidad u honradez sería la misma si ejercieran cualquier otra profesión.
El poder no corrompe: sólo facilita la corrupción a mayor escala.
¿Y quién es peor, el corruptor o el corruptible? Cuando se produce un timo, se castiga la mentira del estafador, pero moralmente no es mejor la avaricia del estafado. Ocurre algo parecido con la corrupción.

Conocí de cerca el Caso de la Construcción de Burgos y lo que más me aterró no fue que, con la interesada connivencia del alcalde y un grupo de políticos y funcionarios, el constructor Méndez Pozo hubiera comprado prácticamente la ciudad, sino que había comprado a los propios ciudadanos. La mayor parte de la gente tenía que ver con él: o porque fue el constructor de su casa, parte de la cual había pagado en dinero negro; o porque lo aceptaba como benefactor del equipo de fútbol del colegio de sus hijos o de las víctimas de un atentado terrorista (compró bicicletas a los niños que vivían en la Casa Cuartel), etcétera. De un modo u otro, casi todos habían sido corrompidos, hasta cierto punto, por este gran corruptor.
Sólo así se explica que el alcalde condenado a doce años de inhabilitación, José María Peña, siga teniendo actividad política, y que Méndez Pozo, condenado a siete años de prisión, cumpliera nueve meses que sólo sirvieron para que, desde la tranquilidad de la celda, multiplicara sus negocios (sobre todo en medios de comunicación) y saliera con un poder económico y mediático tal que no sólo recuperó su influencia política sino que la ha hecho infinitamente mayor (ejemplo: los príncipes de Asturias inauguraron recientemente la sede de su grupo de comunicación, Promecal) y se haya perpetuado en su hijo.

Urgen leyes rígidas que aparten las manos sucias del dinero público, pero no sólo para mantener limpia la caja, sino para que cunda una conciencia social de mayor limpieza, para que se extienda una mentalidad de intolerancia (¿por qué decir "tolerancia cero"?) a las corruptelas públicas y privadas, porque los chanchullos de los administradores sirven para justificar los de los administrados y de éstos es de donde surgen nuevos administradores.
Yo creo que a la política se llega ya corrupto o con ganas de corroperse. Los políticos que ponen el cazo, los empresarios de maletines, han sido ciudadanos de los que, por ejemplo, ponen el grito en el cielo por los impuestos pero defraudan a las arcas públicas o funcionarios que no hacen nada por ganarse el sueldo que salen de esas arcas.
Una sociedad más limpia sería, en suma, más exigente, y no sólo clamaría por abrir la prisión a unos cuantos políticos, sino también a varios banqueros, jueces, abogados y periodistas.
En fin, ¡a la lavadora todos los trapos sucios!

sábado, 31 de octubre de 2009

Incultura tradicional

Cuando era joven (más joven, quiero decir), la palabra tradición estaba maldita, evocaba lo inmovilista, lo reaccionario, lo anquilosado. Luego, durante la formación de la España de las autonomías, de pronto lo tradicional se puso de moda, y los tipos más progres se dedicaron a cantar jotas y a interrogar a los viejos de los pueblos al rescate de cualquier tradición, incluidas las más sádicas. La tendencia sigue siendo la misma e, incluso, yo creo que ha llegado al paroxismo, aunque ahora se haya sustituido la palabra tradición por la más bonita y mucho más ambigua cultura o por el absurdo e inventado concepto de lo étnico.


La polémica de las niñas musulmanas que van al colegio con la cabeza cubierta por un pañuelo lo dejó muy patente, cuando las organizaciones de izquierda defendieron esa actitud como una forma de respeto a las tradiciones ajenas, lo que, llevado al límite, es como defender el burka, pues lo que, con menos tela, tapa el pañuelo, es lo mismo que lo que tapa el burka: una tradición, efectivamente, la del machismo. En esa época invité a dar una conferencia en Sierra Pambley al presidente de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes, un tipo muy interesante, progresista y poco o nada musulmán. Me defendió el pañuelo alegando que era algo como un traje típico, en fin, como ir de lagarterana, pero no supo contestarme cuando le pregunté por qué los hombres marroquíes que viven en España no llevan jamás con chilaba o babuchas.



En una ocasión oí a una procuradora regional de Izquierda Unida denostar en una mesa redonda la adopción internacional porque, dijo, "es arrancar a una persona de su cultura". Sé que no fue un arrebato de locura de esa mujer, sino una mentalidad bastante extendida. Yo todavía no había adoptado a mis hijas, pero pensé, horrorizada, cómo le explicaría eso a una niña sin familia, condenada a abandonar el cobijo del orfanato a los ocho o diez años y a mendigar, prostituirse o, en el mejor de los casos, conseguir ser la esclava de un hombre por la vía del matrimonio.
¿Es parte de la cultura tradicional la ablación del clítoris, la tortura a los animales o las mujeres-jirafa?

           No tengo nada en contra de las canciones,      romances, bailes o trajes tradicionales; de hecho, me gustan, pero, decididamente, soy partidaria de la mezcla de culturas más que de su preservación, y creo que hay tradiciones, propias y ajenas, que es necesario borrar para siempre, porque son reflejo de lo que somos y siempre hemos sido: una especie con tanta capacidad para la creatividad, el ingenio y la solidaridad, como para la crueldad más brutal o refinada.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Las madres, ¡al hoyo!

Bambi se queda sin madre, en una escena que a más de a uno nos ha dejado traumatizados de por vida, y a partir de ahí el cervatillo crece, madura, se aparea, establece una relación provechosa con su padre... en fin, que da la impresión de que la orfandad le vino estupendamente. Lo mismo le pasa al zorrito de Tod y Toby, a la protagonista de La isla de Nim, a la de Volando libre, a Nemo (Buscando a Nemo)... Si hay un personaje difícil de encontrar en una historia infantil es la madre del "prota", ya sea en los cuentos clásicos (Cenicienta, Blancanieves, Hánsel y Grétel, La sirenita, La Bella y la Bestia...), en los cuentos y películas no tan clásicos (Anni, El libro de la selva, Sonrisas y lágrimas...) o las más recientes (Lilo y Stitch, La Edad de Hielo, Cásper, El oso, Dos hermanos, La princesita, La niñera mágica...), en algunas de las cuales, eso es verdad, tampoco hay padre.
En menor medida, existe la variante en la que la madre existe... pero mejor que no existiera, que yo creo que es una revisión del clásico papel de la madrastra, como la madre pendona de Arthur y los Minimoys, o la de Robots. Ésta última es el "sumum". Os resumo por si no habéis visto la película, que empieza con el emocionado padre (sí, el padre) llevando a casa en una caja las piezas con las que él mismo montará a su hijo, de modo que le arrebata a la madre incluso la función de procrear. Continúa con los consejos del padre y el viaje que el robot emprende, gracias al permiso paterno y a pesar de la resistencia materna, para perseguir su sueño y bla, bla, bla; y termina con el hijo haciendo su sueño realidad y consiguiendo, de paso, que su padre haga realidad el suyo (la madre, obviamente, no tenía sueño alguno o nadie la preguntó).


En una interpretación benévola, pudiera pensarse que se prescinde de las madres para que los protagonistas puedan meterse en líos y, por tanto, para que haya historia. Pero si es así, escritores y guionistas dan por hecho que el papel de una madre se limita a la protección (de todo mal y de todo bien) y, puesto que "bien está lo que bien acaba", cabe pensar que bajo el amparo materno nunca llegarían a donde, final y felizmente, llegaron. En una interpretación aún peor, me pregunto si escritores y guionistas son, mayormente, misógenos, a causa de una madre castrante o un divorcio traumático.
No sé... pero el fenómeno es tan llamativo que algún motivo tendrá. Desde luego, mi hija mayor, cada vez que vamos a ver una película, me pide que deje de fumar y me prohibe morirme... ¡y eso ya antes de que la película comience!


 

jueves, 22 de octubre de 2009

Gaitas Gamadas

Oigo el anuncio de un "campiunatu" de bandas de gaitas que convoca el inefable concejal leonesista Abel Pardo, concejal de "incultura leonesa" o de "incultura general", si se juzga por el contenido de su magna obra: la polémica Llionpedia.
El campeonato me recuerda el primer escándalo en la gestión de este tipo (aunque su repercusión fue, en mi opinión, demasiado llimitada) al decidir, de forma totalmente arbitraria, que la dulzaina que todos los leoneses y nuestros progenitores hemos oído en cualquier fiesta popular acompañada del tamboril, es un instrumento castellano, en tanto que la gaita es leonesa, de modo que suprimió los cursos de dulzaina de la Escuela Municipal de Música para sustituirlos por los de gaita.
Esa forma chusca de tocarnos la gaita a los leoneses no fue sino la confirmación de la sospecha de que la pretensión de este personaje al crear la Concejalía de Cultura leonesa era, en realidad, la de crear la propia cultura leonesa, inventársela cual padre de la nación leonesa, que es, seguramente, el título que persigue.
Después vino la obsesión por difundir el "lliunés", lengua que, en buena parte, también se han inventado él y sus amigos, para culminar en la Llionpedia, un instrumento para difundir la lengua leonesa y, de paso, la ideología nazi.

Me fascina esta relación, pero no me sorprende. Recuerdo cuando la izquierda se definía como "internacionalista", un concepto que era algo así como la versión laica de la fraternidad universal, mientras la derecha era nacionalista, ultranacionalista o nacionalsocialista. En el fondo, creo que eso sigue siendo así. El nacionalismo es la exaltación de la diferencia (no el respeto), de lo particular, de lo propio, frente a todo lo demás.
Desde el respeto a todas las lenguas, como parte del patrimonio histórico y cultural (incluidas las extintas, como el latín, el griego clásico o el romance), es obvio que la lengua no tiene otro sentido que facilitar la comunicación y, por ende, me resulta absurdo que se promueva una lengua local que ya nadie utiliza, que no ha legado literatura escrita y que, en el mejor de los casos, serviría para una comunicación más que limitada, porque nadie la estudiaría fuera de León.
Detesto las exaltaciones tanto como valoro el respeto; es la diferencia entre que a una le gusten las palabras y expresiones locales (mi madre utiliza muchas y son fascinantes por lo onomatopéyicas que resultan: estrascamundiao, por ejemplo, no me digáis que no es precioso pare describir algo lejano o perdido) y que se empeñe en resucitar a un muerto sólo porque es nuestro; o que a una le guste la música de gaita (sobre todo si es mi hermano el que la toca) y que la promueva como algo valioso sólo porque es, presuntamente, algo propio, frente a otro instrumento presuntamente ajeno.
Pero lo que más me alucina es estos momentos es que ese peligroso concejal, que ya ni siquiera es apoyado por su partido, siga contando con el apoyo del alcalde, supuestamente socialista. 


¡C
E
S
E


Y
A!

miércoles, 21 de octubre de 2009

Que vuelvan las Labores del Hogar

Recientemente leí un reportaje sobre los adolescentes del que se desprendía que siguen teniendo modelos rotundamente sexistas (chicos muy machos y chicas muy femeninas) y asumen roles muy distintos. Sólo en una cosa se han igualdado: en el trabajo del hogar. Así, antes las chicas ayudábamos en las tareas de la casa, pero los chicos no o, al menos, en muy distinta proporción. Ahora, sencillamente, ni ellos ni ellas dan un palo al agua en la casa (me refiero a los adolescentes, claro, no a las madres). Es la típica igualdad por abajo, en lugar de por arriba.
Saber coser, lavar, planchar, limpiar, cocinar, cuidar de un bebé, hacer las camas o tener las necesarias nociones de dietética, así como saber colgar una lámpara, pintar o empapelar una pared, arreglar una persiana o poner una bisagra, son, sencillamente, parte de una asignatura que podría llamarse "Supervivencia" y que es igualmente necesaria para chicos y chicas.
Ciertamente, cuando una pareja convive (pareja hetero u homo, y tanto con una relación íntima como amistosa), pueden compartir o repartir las tareas como mejor les convenga, pero las familias, afortunadamente, son cada vez más diversas, y cada vez más frecuentes los grupos o las personas solitarias. En todos los casos, me parece importantísimo que una persona sepa manejar su vida cotidiana.
Por otra parte, que todos/todas sean capaces de hacer las mismas tareas, no sólo les habilita para no tener que depender de otra persona sino que, además, iguala las capacidades.
En conclusión, propongo (y pido adeptos a la causa) que se devuelva al colegio la asignatura de Labores del Hogar, bien entendido que, con contenidos más amplios y, por supuesto, para niños y niñas; y, dado su carácter pedagógico no sexista, desde Primaria.
Y, puesta a pedir, ésta podría ser la asignatura que sustituyera a la Religión cuando algún Gobierno se decida a excluirla de un ámbito tan poco adecuado como los centos de formación y confinarla a su espacio natural: las iglesias.


martes, 20 de octubre de 2009

El alcalde de León y el Capitán Tan



"En mis viajes a lo largo y ancho de este mundo...", solía decir el Capitán Tan al comienzo de sus peroratas, que nadie permitía que continuaran. El alcalde de León, Francisco Fernández, va a terminar igual. Amigos, hijos y niegos huirán con gesto de hastía cuando quiera contarles lo de que vio a Jesucristo pasear por Nueva York o cualquier otra anécdota de sus futuras andanzas por Chicago, Sidney o Londres, que los tres destinos para los que ya prepara maletas.
Un alcalde "viajado" es una buena cosa, en mi opinión. En países que nos llevan la delantera como sociedades del bienestar hay, sin duda, buenas ideas en marcha, tanto en arquitectura y urganismo sostenibles como en utilización racional de recursos, limpieza vial, participación ciudadana o cultura, y sería interesante estudiar su aplicación en León. Pero, para empezar, sería mejor que el alcalde nos hubiera llegado "viajado" de casa, es decir, que lo hubieran ofrecido a los electores con ese bagaje; y, en segundo lugar, ante una situación de crisis y, por tanto, de imperiosa necesidad de recorgar gastos, los viajes bien se pueden paliar con lecturas.
Internet, por ejemplo, ofrece grandes posibilidades de información sobre y y un proyectos o experiencias novedosos que, si en un momento dado, requieren culminar en un viaje, seguro que bastaría con el desplazamiento del político del área y un técnico, sin necesidad de amigos, secretarias o periodistas en animada compaña.
Pero no sé por qué hablo de iniciativas de interés si, ahora que me acuerdo, el alcalde y su corte no fueron a Nueva York (que, al menos el alcalde, acababa de visitar invitado por Caja España), sino para atraer turistas, concretamente "turistas de alto standing", es decir, los ya aburridos de veranear en Bora Bora o las Sheychelles.
Pues espero que alguien los cuente, cuando lleguen, calcule el dinero que van a dejar en el Hostal de San Marcos, cafeterías y tiendas de souvernirs, y deduzca el gasto que ha costado la excursión a Nueva York, porque, francamente, dudo que el beneficio que puedan tener hosteleros y comerciantes (si llegara a existir) compense el gasto ciudadano.
Quizá sea injusta. Quizá el viaje vaya a resultar rentable de algún modo pero, por favor, hágannoslo saber, exponiendo con la absoluta transparencia que cabe exigir a un Ayuntamiento, los beneficios recibidos y el dinero público (hasta el último céntimo) gastado... y de forma bien detallada, por favor, que si el común de los leoneses no podemos permitirnos semejante viaje, al menos merecemos saber a quiénes hemos invitsdo, a cuánto asciende nuestra generosidad y qué regalos nos traen.
Y, mientras tanto, ¡CESE YA A CAÍN PARDO!